viernes, 1 de abril de 2011

ROGER WATERS --THE BIG BROTHER IS WATCHING BARCELONA--


INDESCRIPTIBLE, ABSOLUTO Y SUBLIME...tal ves, no sean The Pink Floyd de aquellas oh! gloriosas épocas, pero Roger Water y sus MUY talentosos secuases hicieron volar de la emoción a sus recientes y mas fieles seguidores en un espectaculo esenomosical IMPECABLE, en conmemoración del trigésimo aniversario de la aparición de The wall.

GRACIAS JUAN PABLO BADANI POR VIVIR JUNTOS ESTA EXPERIENCIA Y GRACIAS POR DESCRIBIRLA DE MANERA TAN PRESISA......




Como una extraña sensación.
Te despiertas y el día empieza con buen pie, ves entrar por la venta un sol que tiene un olor más dorado de lo normal, el aire tiene un color extraño… es más liviano de lo cotidiano, el ruido del tráfico se ve más melódico de lo habitual.
Ese día los sentidos de Barcelona se sentían confundidos, era 29 de marzo del 2011, era una premonición de la ciudad de Gaudí. 


Vistas desde el Palau Santa Jordi (Barcelona)


El porqué de esa premonición se iba a desvelar en las entrañas del Palua Saint Jordi, a las diez de la noche.
Roger Waters, la leyenda viva, después de 32 años de regalar al mundo el disco conceptual que dio paso a la película de culto “The Wall”; llegó a Barcelona para juntar generaciones, voces y emociones en un concierto.


Roger Waters, primeros minutos en escena.


Más que un concierto fue poner en alerta a todos los sentidos. Visualmente los ojos no podían concentrarse en un solo punto, viras donde vieras, encontrarías algo impactante, todo el despliegue de imágenes,  escenografía y coordinación perfecta de detalles no daban tregua a la vista, sin robarle protagonismo ni por un instante al dueño del sueño.
 
Marioneta gigante que representa al director del colegio.

Para los oídos, no hace falta decir que escuchar en vivo el sonido del bajo de Waters y su voz sin siquiera quebrarse ni fallar una nota es una regalo para este sentido, pero tratando de hacer a un lado la grandeza de lo esperado, el sonido que rebotaba en las curvas de las entrañas del Palau, acompañado por más de una docena de músicos (que para tener el honor de tocar con él deben ser casi tan buenos como el mismísimo Gilmour), hacían casi levitar el cuerpo con el sonido que lo envolvía.



Roger Waters y el coro de niños interpretando “Another Brick in the Wall part II”


El tacto se veía provocado en cada canción que hacia poner la piel de gallina, en especial en “Confortably Numb”  que se podía sentir como los huesos te crujían en la ingravidez del momento.
 

Para el olfato no fue una noche en la cual se encontrara relegado de provocación, el dulce olor del Mediterráneo que perfuma todos los días la ciudad y le da ese olor a libertad, acompañado de una mezcla de cerveza, ginebra, tabaco, menta y algo más, son los olores que ya tienes registro en la mente, y cada vez que se junten o por separado llevarán hasta la noche en la que el muro se levantó ladrillo a ladrillo y se desplomo en un instante.


 


Este concierto a los sentidos me hace sentir como una extraña sensación…como extraña sensación de haber presenciado algo histórico. Bueno por lo menos autobiográfica si.

Juan Pablo Badani Prado.

Que este sueño perdure.... 



 FOTOS: JUAN PABLO BADANI.

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